Hay al-Gailani

Dos hermanos en Hay al-Gailani, salen temprano de su cabaña. En ese suburbio, las casas son antiquísimas barracas en una de las zonas de  pobreza más terribles de Bagdad.
Es temprano, pero a las siete de la mañana el calor ya se ha puesto en pie y la tierra seca se levanta en rutinarios remolinos anárquicos alrededor de las barracas. Los hermanos suben a su automóvil, van a buscar trabajo, a visitar a otros familiares, a cualquier cosa. Ven a lo lejos un puesto de revisión de las tropas de la coalición y deciden no detenerse, -¡que se jodan los invasores!- dicen, y manejan sobre el alambre de púas que intenta detenerlos. Fue lo último que supieron. Dos jóvenes soldados estadounidenses, al ver el automóvil avanzar y narcotizados de impaciencia, terror, poder y fanatismo, repetidamente disparan al automóvil que comienza a arder en llamas.
El automóvil arde por media hora hasta que todo lo que podía consumir el fuego acaba de consumirse. Todo se reduce a ennegrecidos y carbonizados fragmentos de lámina, partes automotrices y humanas. Los soldados no esperan a que el automóvil termine de arder, simplemente se marchan, a no dar cuenta de lo sucedido, a desayunar, a masturbarse, a cualquier cosa.
Mientras se consume el automóvil, otros habitantes de Hay al-Gailani observan el suceso, unos intentan apagar el fuego, otros observan el fuego pensando en los hombres quemados vivos, en los marines, en sus hijos o padres muertos, en cualquier cosa. Sus ojos fijos en el fuego casi ni parpadean mientras los remolinos de aire caliente y tierra seca se confunden con el humo que sube sobre Bagdad. Después de que el fuego se apaga, intentan averiguar quiénes eran. Imposible tarea: no queda nada que pueda identificarlos, ni siquiera las placas del automóvil son visibles. A las 10:30 los restos carbonizados de los hermanos son llevados en bolsas de plástico por otros habitantes de Hay al-Gailani a la morgue del Kindi.

A solo 36 horas de la presunta muerte de Uday y Quday, hijos de Saddam Hussein, otros dos hermanos mueren juntos. Pero las fotos de sus cuerpos irreconocibles y calcinados no poblaran los diarios alrededor del mundo. 
Historia basada en hechos reales.

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